viernes, septiembre 9

Abuelo Juan


Era una bebida y un manquehuito o una cerveza...que mal olía su aliento cuando degustaba esos líquidos en aquella época...claro aún mi persona no conocía los placeres de la bebida y tan sólo el hecho de regalarle a mi boca algo del gas de una bebida yo era feliz, sin importar mucho su aliento. Además, me entregaba la excusa perfecta para arrancarme un rato del puesto del "verdura fresca/añeja". Esa era mi experiencia con mi abuelo Juan, el padrastro de mi papá.
Ya se nos fue y lo más sensato es dejarlo descansar en paz, pues por su cara y la sonrisa que se clavó en dicho lugar, nos hizo pensar que eso era lo único que deseaba en sus últimos días, en los cuales ni siquiera me digné a visitar. Y es que ha pasado demasiado tiempo y demasiados acontecimientos que me han hecho ir cerrando un círculo, un círculo que a veces desearía poder cerrar aún más. Sin embargo, me quedo satisfecho con el hecho de que en su último adiós pude botar por mis ojos algo de la pena contenida.
No me corresponde a mi juzgarlo pues hijo suyo no soy y aunque muchos errores cometió, es tan libre como cualquiera de nosotros en reclamar algo de cielo.
"El viejo Juan", "Tío", "Abuelo Juan" y hasta "Aguelo Juan" descansa de su maltrecho envoltorio terrenal y su alma desde la madrugada del lunes pasado nos envía un saludo fraterno desde arriba, lugar que en corto o largo plazo iremos todos a parar.
"La Tolita" -su amado bar- llora la partida de uno de sus más acérrimos clientes.

Música para degustar: "Fix You"