viernes, septiembre 24

En memoria de mi amigo dormido

"Debe haber algún lugar del mundo
donde un vivo y un difunto puedan conversar en paz.
Sin temer a las explicaciones
que hablan de otras dimensiones que nunca supe encontrar...
Debe haber algún lugar del mundo
donde todo sea libertad.
Donde pueda abrazar a ese amigo
que se me quedó dormido una mañana...tiempo atrás"

Es difícil siempre hablar de quien ya no está, de quien abandonó este lugar de paso y en donde además -querámoslo o no- reina el sentimiento de adorar lo que ya no está o no nos pertenece. Es también difícil hacer justicia de quien no conocimos bien y simplemente obtuvimos leves pinturas sobre un óleo pálido y vacío pero más difícil es, cuando a quien queremos hacer un tributo no nos puede decir con sus palabras lo que piensa de nuestros actos o la forma en cómo llevamos a cabo nuestras decisiones.
Dos años atrás y viviendo parte de mi vida en un país lejano y diferente viví probablemente la experiencia más triste y difícil que un ser humano que cree en la amistad puede vivir. Hace 2 años sólo pude hacer una llamada que debió sonar fría y oscura en una tragedia aún más lúgubre y donde sólo atine a decir "fuerza" y prometí algo que hasta el día de hoy no he cumplido, no por no querer hacerlo, sino más bien por no tener la confianza a ser testigo de un llanto que hace mucho está contenido.
Hace años y cuando todos teníamos un futuro más que prometedor en las distintas opciones que la vida nos entregaba, juramos y recontra juramos que nos mantendríamos unidos sin importar las consecuencias y es ahora, en donde difícilmente mantenemos contacto me pregunto en qué quedó dicha promesa. Quizá quedó en eso, sólo una promesa.
A veces, cuando trato de ponerme en los pantalones de alguien que sufre a diario pienso en si sería capaz de resistir semejante pérdida y a lo único que llego es a pensar en que probablemente si sobrevivo una parte de mi moriría, así como probablemente lo hizo una parte de él. Sin escatimar en elogios hacia su persona, debo decir simplemente que lo admiro.
Hoy para él ya no existe ni la fe ni un dios en quien refugiarse y no lo culpo, pues en un mundo en donde todo funciona mal (o más positivamente no funciona) es prácticamente imposible suministrar dosis de fe a un dios que al parecer se ha olvidado de que existimos y ha permitido que en nuestro espíritu primitivo sólo sea válido el hecho de querer imponer nuestra subjetividad y el hecho de querer sentirnos los dueños de todo. Es por esto y un sinfín de cosas por las cuales jamás algunos podrán notar que la mayor parte de las cosas no mejoran orando sino que actuando y cambiando nuestra forma de ser, lo que incluye evitar el egoísmo para así lograr una sociedad en donde la cooperación y el beneficio colectivo sean lo primordial.
Mi amigo se quedó dormido y su hijo le pidió a ese padre celestial que no lo escuchó que dejara a su padre en vida sin importar las condiciones en que lo hiciera, aunque esto fuese considerado por todos como una forma indigna de mantener una débil llama dentro de un huracán. Yo lo entiendo, sin importar el hecho que aún no he perdido a nadie, a excepción de mi can que -aunque a quienes no hayan desarrollado el amor hacia los animales no entienden- aún extraño y lloro.
Amigo de mi amigo aún te extrañamos...ojalá te hubiese abrazado más fuerte la última vez que te vi y te hubiese agradecido por el techo que nos brindaste en días fríos de charlas filosóficas amenizados con alcohol.

Música para degustar: "En algún lugar del mundo"



jueves, septiembre 2

Herencia


Una herencia es todo aquel bien que uno recibe de generaciones anteriores a la nuestra. Algunas herencias son monetarias, otras de pertenencias y otras de genes y experiencias. De las dos primeras categorías prácticamente no tengo lo que muchos considerarían una herencia pero de la última soy bastante rico.
Gran parte de lo que somos es la herencia que obtenemos de otros, ya sea familia, amigos y parejas, además de los genes familiares que se transmiten inconscientemente. De esto último creo que puedo ser (al igual que todos los seres humanos) el espejo de situaciones y actitudes de otros, las cuales por buenas o malas son irrenunciables.
De la herencia de mi abuelo materno recibí parte de su inteligencia y mal genio. Algo bueno y algo malo. Sin embargo, ahora que lo veo de edad avanzada, con menos pelos en su cabellera y con un serio problema para recordar las cosas, me pregunto cómo seré yo a esa edad y cuantas cosas de su actual forma de vida tengo y a lo único que puedo atinar es decir que ambos somos testarudos.
Mi abuelo tiene 83 y realmente bien "vividos" en relación a experiencias personales combinadas con excesos de alcohol e irresponsabilidades que hoy le pesan y mucho. Lamentablemente para él, el daño que hacemos en un momento determinado difícilmente puede ser compensado 30 o 40 años después...desafortunadamente no todos los seres humanos perdonan y como dice aquella frasecita que nos entregó un español tiempo atrás a veces es necesario que muera el perro para que se acabe la rabia.
Hoy veo a mi abuelo cansado, triste y por sobretodo olvidando constantemente lo que está sucediendo hoy por hoy en su vida y la del mundo, tanto así que supongo que si la vida le regala un poco más de tiempo, con toda seguridad creo que no recordará quien soy o bien me seguirá viendo como al bebé que tenía en sus brazos por las mañanas y por el cual le pedía al conductor del camión de la basura que tocara la campana para hacerme reír. Desafortunadamente de esta herencia no tengo recuerdos, aunque si guardo de otros en donde yo era un poco más grande, como los 100 pesos que me regalaba cada vez que recibía su pago mensual de la jubilación y que para mí era como recibir un cheque en blanco para ser invertido en golosinas del negocio del lado. También recuerdo sus historias de futbolista, de miembro del partido socialista y de pseudo-arquitecto-ingeniero, aunque no todas hayan sido entregadas a mí por su persona.
Mi abuelo solía ser un tipo machista y homofóbico, típico de alguien que vivió gran parte de su vida durante el siglo pasado, no obstante, creo que si se le consultara por aquellos temas hoy en día no tendría respuesta o quizá ni siquiera reconocería la diferencia entre uno y otro. También, creo que si le consultara por sus delirios de borrachera post golpe de estado de 1973 tampoco podría decir con ciencia cierta qué cosas practicaba, aunque probablemente mi hermana recuerda bien cuando estando ebrio le decía que se escondiera porque los militares harían un allanamiento en los próximos minutos. Gracias a dios aquello nunca sucedió y por ello puedo decir que pude conocer al único abuelo de sangre que tengo.
Día a día mi abuelo se sienta a observar como aquellos niños -hoy adultos- autodenominados "el futuro esplendor" se perdieron en los caminos oscuros de una sociedad injusta, asesina y oportunista que no se esmera en ver a quien atropella con tal de un "futuro mejor". También, pregunta varias veces al día que día es, la hora y a veces se viste de etiqueta cuando no existe situación alguna para hacerlo. De a poco vuelve a ser nuevamente niño, quizá como el niño hijo de minero de salitrera cuya niñez no disfruto. Espero que esta vez si lo haga y que nosotros como su familia podamos brindarle lo que todo niño necesita y merece, comprensión y apoyo, pues vuelve a poseer lo más bello que tiene en algún momento el ser humano, la inocencia.
Así, con estos antecedentes recibo mi herencia, la que me ha influenciado y que por consiguiente ha hecho lo mismo con quienes he compartido, incluido incluso quienes se dan el tiempo de leerme.
Abuelo, gracias por tu herencia y te amo, aunque no te lo diga.

Música para degustar: "Change"