domingo, mayo 2

Carta (no tan) abierta

Cuando los españoles llegaron a América se maravillaron con todo lo que encontraron en estas tierras que para ellos eran vírgenes. Vieron como el oro estaba por todas partes, como existían sociedades y civilizaciones tan o más complejas como las existentes en aquella época en el viejo mundo y también se maravillaron por el infinito y constante intercambio de cosas que existirían desde aquel 12 de octubre de 1492.
Hoy en 2010 casi no quedan tierras por descubrir, ni mucho menos por conquistar. Sin embargo, queda algo mucho más importante que descubrir y conquistar que no puede ser comparado con nada de lo que un hombre o sociedad puedan construir o si quiera soñar y eso son las personas, aquellas que enriquecen no sólo nuestra existencia sino que también enriquecen lo que el mundo y el universo puede llegar a ser en el futuro.
Desde hace poco más de un año y medio me convertí en un Cristóbal Colón moderno, que por accidente descubrió lo más maravilloso, bello y placentero que un ser humano puede descubrir y como tal mi vida cambió no sólo en 360º sino que sin aquella parte tan intima jamás volvería a ser el mismo. No llegué a la India ni tampoco descubrí un nuevo mundo, pero definitivamente puedo decir que soy el tipo más rico del mundo con la mina más grande del mundo repleta de todas las piedras preciosas frente a mi.
La historia -desde mi punto de vista- se debe estudiar para no cometer los mismos errores, vale decir, no violar derechos, no matar, no abusar y mucho menos privar de libertad. Por lo mismo, no quiero ser un Colón, ni un Cortés, ni tampoco un Pizarro, pues quiero ser yo y en mi forma y mi manera en vez de violar, matar, abusar y privar de libertad; pretendo respetar, dar vida, auxiliar, perdonar, construir y aprender a construir con técnicas diferentes, caminar, mejorar, escuchar, aconsejar, apoyar y por sobretodo ofrecer libertad. Mi América no es para sacar provechos y jactarme de aquello, sino que es para aprender y darme cuenta de que nunca la vida la creo solamente un ser, pues para el camino de la hermosura siempre se han necesitado dos.
Te conocí, admire, aprendí de ti e incluso me enamoré prácticamente el mismo día en que te descubrí, cuando los caminos de mi "Niña, Pinta y Santa María" cruzaron los océanos del caos, el error, el rencor y el arrepentimiento, cuando a la vez tú esperabas en aquel puerto a quien pudiese tocar aquella guitarra hecha de carne, con cuerdas de sentimiento y voz de ruiseñores, aquella que ahora arropo por las noches y la protejo del frío, del invierno, las injusticias y le pido ser tocada sólo en los mejores conciertos. La tierra que descubrí, de cierta manera, fue aquella guitarra que siempre quise tocar y la cual me gustaría me observara crecer y que se sintiera orgullosa de a quien se entrega cada una de las noches de bohemia.
Han habido conciertos buenos y también malos, han habido espectadores respetuosos y otros no tanto pero lamentablemente una de nuestras últimas presentaciones ha provocado que parte de nuestra audiencia se levante y manifieste en nuestra contra hiriendo a mi América, la que veo llorar a solas e incómoda de estar rodeada de océanos que con su bravura han hecho que mi América una vez secadas sus lágrimas, se levante en armas en contra de quienes la amenazan.
Yo como su protector "Sir John Smith" decidí actuar, aunque probablemente no usé ni la mejor arma, ni mucho menos técnica ni táctica, pues en épocas en donde nadie escucha a nadie las palabras son solo palabras, provocando que mi defensa quizá en vez de mejorar las cosas las haya empeorado. Probablemente, una vez digerido el mal sueño veré que no solamente apoyando y protegiendo se logra defender nuestras tierras, pues a veces el enemigo es tan poderoso que no hay otro remedio que ceder, ceder y seguir cediendo... y yo con tal de defender a mi América he llegado a dudar no sólo de mi postura, sino que también de repensar como sanar una herida que sangra con cada minuto del recuerdo, cuando quienes me dicen que hice lo mejor se han ido y me encuentro sólo observando mi América, desolada, desnuda, desnutrida y con poco o nada para cubrir sus necesidades afectivas externas a mi persona.
América, he jurado protegerte, respetarte, ayudarte y por sobretodo a amarte en tiempos donde lo más difícil es justamente aquello y por muy difícil que pueda ser me siento orgulloso de que creas que soy digno de siquiera ser el escudo que uses en esta defensa de derechos, pues orgulloso y feliz daría mi vida por proteger y mejorar la tuya.
Yo no volveré a Europa, pues aquí encontré lo que necesitaba pero si por alguna razón me pides que regrese por aquel sombrío camino que ya una vez recorrí no dudes que te obedeceré, pues este descubridor sabe muy bien los riesgos de su expedición.
Te amo mi América y sólo quiero que seas el lugar más feliz, sin importar quienes te habiten o los descubridores que vengan en el futuro. Una vez más te amo y siempre y por siempre te amaré.

Música para degustar:

...tender is the night
lying by your side
tender is the touch
of someone that you love too much...

¿Te acuerdas de esta canción América?