miércoles, marzo 31

Olla a presión


Las ollas a presión pueden llegar a ser muy útiles para la dueña de casa, un cocinero o cualquier persona que desee cocinar algo en pocos minutos (o al menos eso creo yo, quien con suerte ha llegado a hacerse una taza de arroz). No obstante, también ha de ser cuidadoso quien la manipule, pues un mal uso de estas puede traer variadas consecuencias, incluyendo variados resultados en la cocción, tanto así como para el lugar en donde se utilizan o incluso para la integridad física del manipulador.
Las ollas a presión logran cocinar más rápido debido a un complejo sistema de "presión" que logra elevar la temperatura máxima de cocción de 100º a 130º C. Esto lo consigue al ser un recipiente hermético que no permite la salida de agua o aire por debajo de la presión ejercida. Una vez que se alcanza el nivel límite de presión la válvula colocada estratégicamente al tope de la olla comenzará a liberar el vapor contenido.
Años atrás, una tía descuidó su olla a presión y lo único que consiguió fue un forado en el techo de su cocina, que dicho sea de paso podría haber tenido consecuencias fatales en caso de que mi tía hubiese estado dentro de aquella habitación en el momento de la explosión.
Si usted ha leído mi blog anteriormente o me ha conocido en persona quizá se pregunta que mierda hago hablando de ollas a presión, de como funcionan y las consecuencias de un mal manejo de las mismas. Y bien, la respuesta a su inquietud es que debido a que el hombre construye y experimenta en base a la observación, creo entender o saber de donde sacó dicho concepto de desarrollar algún sistema que acelerara el tiempo de cocción de los alimentos.
La observación que realizó el ser humano para desarrollar dicha tecnología nace de las bases de las revoluciones sociales, en donde una sociedad se vio en un momento determinado sin escape, sin opciones de cambio verdadero. En pocas palabras, sin un mañana mejor.
Hoy en día nuestra sociedad - o mejor dicho la mayor parte de nuestra sociedad - está viviendo en una olla presión debido al escaso margen de superación social que se puede alcanzar sin ser poseedor de una fortuna relativamente considerable. Hoy en día está más que claro que sin educación no somos nada, aunque incluso esto es discutible, pues siendo yo una persona con educación y sintiéndome capaz de llevar a cabo muchos desafíos, estoy atado de manos por no tener ese amigo pitutero que pudiese ponerme en un trabajo considerablemente estratégico.
Los gobiernos actuales ponen demasiado énfasis en alcanzar metas económicas y casi nunca postulan a alcanzar metas sociales, las cuales a la larga son las que realmente importan pues son la carretera a la superación "social" de un país determinado y -porque no decirlo- mundial.
Chile acaba de salir de un periodo de 20 años bajo el mandato de la concertación, en el cual logramos ciertos avances en materia económica pero no social y ahora hemos entrado a 4 años de un gobierno que si bien puede atraer inversión extranjera seguramente dañará a la larga a nuestra sociedad, especialmente en materia social. Signos de aquello son los innumerables "recortes" que se vaticinan para el futuro, siendo un ejemplo más claro el recorte que definitivamente sufrirán las becas entregadas a los alumnos de educación superior, así como también los "recortes" a créditos ya existentes en un sistema educacional en decadencia.
Para mi la educación es un derecho, aunque a la educación superior la veo más como una herramienta de uso sólo para una elite, aunque no una elite económica ni social, sino una elite intelectual. No necesitamos llenarnos de ingenieros, médicos, profesores, arquitectos y abogados de universidades cuyo único valor es "entregar un servicio de calidad (discutible)" y cuyos alumnos eligen dichas instituciones y carreras sólo con el fin de tener un puesto laboral que puede traerles a futuro un excelente desarrollo económico. Necesitamos profesionales cuya ética les apunte a dirigir todos sus esfuerzos con el fin de mejorar un bien común.
Es injusto "pagar" millones a universidades cuyos profesores son deficientes no sólo en la cátedra que dictan, sino también intelectualmente. Es injusto también, contar con "profesionales" cuya base es tan débil como los puentes y edificios que construyen y que se caen con un terremoto.
Al señor Joaquín Lavín y sus colaboradores del ministerio de educación les recomendaría que en vez de "apoyar" económicamente a las universidades privadas (que sin lugar a dudas se llevará a cabo gracias a la "revisión" del Aporte Fiscal Directo) apoye a las instituciones pertenecientes al consejo de rectores, pues estas son las que merecen y necesitan su aporte, pues sus rectores al contrario de como los gobiernos piensan no son maestros de economía, sino que generalmente corresponden a "Profesores", lo que claramente los lleva a cometer errores administrativos en materia económica. Además, los alumnos de estas universidades son los que por lógica pertenecen a una elite intelectual (esto sin desmerecer a alumnos de universidades privadas que por no conseguir un puntaje mínimo en una prueba 100% injusta no pudieron acceder a las universidades tradicionales).
En fin...la concertación no hizo nada en 20 años, la derecha está más que claro que mucho menos lo hará. La olla a presión está por reventar.

Música para degustar: "Guerrilla Radio"

miércoles, marzo 24

Fortunate Son


La amargura se siente en la saliva cada una de las veces que se redacta algo en un trozo pequeño de papel con destino inútil. También se logra percibir en los dedos aturdidos de un escritor amateur y en el sabor de una boca sumergida en tabaco.
Si además unimos la amargura con la tristeza ambivalente que nos hace amarla y odiarla a veces incluso dentro del mismo mes, día, minuto o segundo, probablemente estaremos presentes ante la mezcla perfecta para la proliferación de una creación artística. El arte cuando es profundo es generalmente parido en momentos de dolor o confusión.


Música para degustar: "Fortunate Son"


viernes, marzo 19

Honestidad


Lo más triste de ser honesto -además de que no te crean- es que rara vez eres tomado como un aporte a algo, sino que mas bien eres como un elemento relativamente fácil de amputar y/o persona non-grata.
Hoy al colgar el teléfono simplemente escuché como aquel tipo me decía "¡Gracias por tu honestidad, te deseo lo mejor!" y por dentro sentí como mi sistema digería un extraño sabor agridulce. Dulce por no haberles dado en el gusto y agrio por que de cierta forma quedé con las manos vacías para la siguiente mano de un juego de póker que recién comienzo a aprender a jugar y que a veces es demasiado sucio.
Durante mis 24 años he tratado de ser lo más honesto posible y sumando y restando creo que además de tener ciertas satisfacciones personales por llevar la contra o bien haberle dicho "NO" a mucha gente no tengo nada más. Por otra parte, considerando que siempre he pensado que cada hombre tiene su precio y el que no lo tiene siempre termina muerto, quizá es hora de ponerme un precio, para al menos hipócritamente decir que me comió el sistema. ¡Resignado!
Y es que aquello que no se acepta mas que confirmar su veracidad gracias a la espina que clavan en tu costado te lleva también a que cuando te crucifiques mires las heridas que por terco te provocaron. No importa cuán rápido vayas en tu auto, ya que o se te acaba la gasolina o bien el mismo concreto por el que tanto te agrada deslizarte terminan por terminar tu loca carrera.
En un mundo en donde solamente importa ganar -o al menos hacer perder al otro- quienes quieren justicia son similares a los salvajes de "Un mundo feliz" de Aldous Huxley. Unos idiotas simpáticos pero cuya utilidad para el bien común es prácticamente nula para los ojos de quienes juzgan por logros o metas en vez de fijarse en como se hacen las cosas.
Moriremos, volveremos a nacer y con aquello a morir nuevamente y las cosas seguirán igual, porque siempre van a haber tipos que amen el billete que un trabajo que con suerte toleran les entrega -y que sea dicho de paso, no hace justicia a los sacrificios.
¡Maldita sea! o cayo mi honestidad o me quedo sin pan. Me pongo un precio o acompaño a los "salvajes". Continúo en mi Ford Mustang o le pongo el freno de mano. Ser o no ser...y Hamlet estará siempre con nosotros.

Música para degustar: "Perry Mason"


viernes, marzo 12

La Inocencia...del "Zafrada"


La inocencia no es nada más que aquello que nos hace pensar, sentir, creer y hacer cosas pensando en que todo y todos son buenos, motivo por el cual nada malo nos sucederá.
Desde hace unos días los chilenos volvimos a sentirnos inocentes, aunque esta vez no por asuntos políticos (¿Seguro que no?...no estoy tan seguro), sino que por asuntos de la naturaleza, la que nos restregó en la cara que lo todopoderosos que nos declaramos no es más que un invento, ya que con probablemente lo mínimo de su fuerza nos arrasó ciudades, pueblos, barcos, automóviles, familias y personas anónimas que hoy nadan en el océano de la desaparición.
Aquel 27 de febrero nos hizo morir y volver a nacer -y siendo positivos- nos brindó una nueva oportunidad para levantarnos como hermanos. Asunto que a simple vista parece estar resultando.
Pese a todo lo que escribí en los párrafos anteriores, esta vez no me quiero referir a la inocencia que perdimos como país en esta tragedia, sino en como vio la tragedia un niño de una de las localidades más azotadas por el cataclismo.
Si usted ha visto "el video de moda" en internet, de seguro sabe de quien estoy hablando, de Víctor Díaz, el niño de Iloca que con un carisma, personalidad y fuerza decidió hacerles un tour gratuito dentro de la destrucción y el llanto en silencio que emana de su pueblo a algunos periodistas del diario "La Tercera".
Al ver este niño, de seguro nos ponemos más tiernos, queremos ayudarlo y deseamos de corazón que llegue la ayuda que a su manera nos pide. No pensamos como ciudadanos del mismo país que somos, tampoco como personas que sentimos pena por otros, sino que como humanos que somos; motivo por el cual todo esto debería haberse superado al día siguiente de la tragedia, así como debería haber ocurrido en Haití y como hace rato deberíamos haber derrotado las barreras políticas, económicas y religiosas que en vez de unirnos nos separan. Siempre fue, es y será fácil terminar con el dolor de los otros, aunque por una razón u otra, a veces con justificación y otras veces sin siquiera dar una causa nos negamos a hacerlo...por más que quieran músicos y artistas en general, jamás podrán crear un show o un evento en donde acaben con el hambre, ni mucho menos la codicia, la avaricia, la corrupción, la desigualdad y el dinero.
Víctor es ese reflejo que solamente un niño puede dar, pues un adulto jamás pensaría en actuar como lo hizo él. Nosotros los adultos preferimos darnos trompadas en vez de conversar y recogernos las mangas para trabajar. Víctor es el niño que llevamos dentro, ese que tiene ganas de llorar pero que no lo hace por ser un adulto, el niño que quiere sacarse la corbata y ponerse a jugar con los otros niños al llegar del trabajo pero que prefiere recrear una conversación previamente podrida con su patética familia que a esta altura con suerte conoce. Víctor es aquella persona que tiene toda una vida para decidir que hará para contribuir al mundo, pues sin importar los años que pasen siempre será tiempo de hacerlo. Víctor es el niño que nos demuestra que la inocencia aún no se ha perdido y que cuando ello ocurra se transformará realmente en nuestro 2012.

Música para degustar: "Backwater"

PD: Si aún no ha visto el video, por favor hágase un favor y vaya a youtube y ponga "Víctor Díaz el "Zafrada"