domingo, septiembre 27

La mayoría


Si la mayoría lo dice ha de estar correcto. ¡Que mentira más grande!
Desde que estamos inmersos en este enorme laberinto industrial llamado vida, nos meten en la cabeza que lo que opine la mayoría es lo importante o lo que más vale. Sin embargo, olvidan también decirte que esa mayoría por lo general es inculta, estúpida y fácilmente manipulada. ¡Esa es la verdad más grande!
Hoy por hoy comúnmente vivimos en democracias que esconden su verdadera intención e ideales con el viejo cuento de que la mayoría quería una u otra opción. Quizá eso explique porque en todo el mundo sólo los ladrones lancen campañas presidenciales, pues todos quienes los apoyen podrán de cierta forma robar.
La mayoría puede hacer muchas cosas pero lo que nunca hacen es pensar, pues si lo hicieran muchas cosas de las que el ser humano erróneamente se aferra para subsistir no serían más que asuntos carentes de importancia o bien de plano no existirían. Nadie consumiría alcohol, drogas o cigarrillos. La política no existiría, el deporte cambiaría de sentido, el dinero pasaría a ser una pieza de museo, no trabajaríamos, el verdadero arte se enriquecería y finalmente las religiones se esfumarían.
Consumimos alcohol, drogas y cigarrillos porque con eso nos "olvidamos" de la mal llamada realidad y por consiguiente de nuestros problemas, que o son nada más que decisiones hechas en mal momento o bien depresiones por culpa de decisiones de otros. La política existe porque existe el dinero y mientras el gran problema del ser humano es que hacer con dicho asunto, siempre necesitará de tipos cuya área de "manejo" sea dar diferentes opciones de como utilizarlo. Si se dieran cuenta que el problema con el ser humano es social y no económico podrían llegar -hipotéticamente- a hacer un bien a nuestras sociedades.
Por su parte, el deporte dejaría de ser competitivo y se transformaría en algo 100% recreacional, que dicho sea de paso siempre fue su fin. Por ejemplo, si citamos a quienes crearon el fútbol, veríamos lo avergonzados que se sentirían de ver la "profesionalización" de algo sentimental, en donde debería importar más el valor de nuestros sentimientos que el valor del pase de un jugador, el auspicio de la camiseta o aquel empresario que más que pasión y ayuda para un determinado equipo trata en el fondo de manipular a los ignorantes que lo siguen mientras que al mismo tiempo saca enormes dividendos con dicho "sentimiento".
De la misma manera, veríamos que el trabajo no engrandece al hombre como te dijeron, sino que lo esclaviza y lo deteriora a través de los extensos turnos. Si la mayoría pensara se daría cuenta que se trabaja para mantener lo que nuestros ojos ven pero no el alma, el corazón o lo que nos haga ser humanos.
Las religiones se esfumarían pues nadie seguiría sus enseñanzas. La gente se preguntaría si dios creo al hombre o este último al primero. Cuestionaría los mandamientos y las bases de nuestras "creencias", pues se daría cuenta de que creer siempre es más fácil que pensar, aunque es sólo esta última acción la que te entrega la eterna satisfacción de comprobar lo irreal e impuesto de lo auténticamente correcto.
La mayoría no piensa y por lo mismo nadie leerá esto, pues ni siquiera saben si están de acuerdo o en contra de lo que expongo. Además, todo lo que expuse puede ser explicado con estadísticas, el 90% de la gente "lo sabe". ¡Que triste es vivir sin saber que se existe!

Música para degustar: "Tell all the people"


viernes, septiembre 11

Consecuente


Anteayer se editó el catálogo completo de "The Beatles" y entre tanta revisión de la prensa encontré a uno de los tantos biógrafos del cuarteto de Liverpool. Lo nuevo -y a la vez interesante- de lo que leí, fue como expuso uno de los puntos más controversiales de la historia del grupo, como lo fue la famosa y tristemente celebre inclusión de Yoko Ono dentro del mundo "Beatle". Lo que ahí se discutía no era su inclusión misma, sino la inconsecuencia de una mujer que se llenaba la boca hablando de la libertad, paz y amor pero que a la hora de la verdad era una represora, adicta a la guerra y para nada "amorosa", no por nada es responsable de la separación de los Mozart, Bach o Beethoven del siglo XX.
Dicho tema me llevó a cuestionarme una vez más el tema de ser consecuente con nuestro discurso, que dicho de paso no es nada más que el perfecto acto de realizar correctamente lo que gritamos al mundo.
Entre tanto pensamiento referente al tema obviamente realicé una vez más un auto-test acerca de esta facultad en mi persona. No obstante, el resultado en este momento deja de ser importante pues creo que además de ser personal su corrección o "mejoramiento" sólo debe verse reflejado una vez más en mis propios actos.
Hablando de la consecuencia, recordé a todos aquellos que fueron o no consecuentes con sus respectivos discursos, sean estos famosos o bien anónimos con los cuales me he llegado a topar en mi viaje por el mundo. Por ejemplo, recordé a aquellos políticos (si es que no todos) que promulgaban comulgar con dios pero generalmente se veían demasiado bien acompañados por el diablo en sus imágenes publicitarias. Así mismo, me acordé hoy, principalmente por la fecha, de todos aquellos anarquistas que dicen luchar por la igualdad pero que en sus actos dejan solamente claro que para ellos la igualdad no es más que privar de derechos a otros inocentes, que dicho sea de paso, no pretenden apoyar sus supuestas luchas de igualdad.
También recordé el discurso de un cura que escuché un tiempo atrás, en donde predicaba que el ser humano siempre había logrado "liberarse" del opresor. Nombró a los comunistas, al capitalismo y propuso que sin importar el poder económico que gobierne -y que a la vez prive de libertad al hombre- será abolido. Sin embargo, me hubiese gustado poder consultarle sobre su dogma, que al igual que cualquier otra religión, filosofía o pensamiento sobre la vida habla de hacer a un hombre libre y feliz si sigue "algunas reglas", pero que inevitablemente siempre impone barreras para su completo desarrollo como ser humano tal y como es, imperfecto y por sobretodo inconsecuente.
Ser consecuente o no es cosa de uno, aunque lamentablemente reconozco que me irrita más de lo común aquellos que son totalmente opuestos a lo que dicen. Por ejemplo, me molestan aquellos ex-mir que lucharon contra la dictadura e incluso fueron detenidos por sus actos "terroristas" y que sin embargo, hoy estudian arte en alguna universidad privada. También, si dices que la música es una porquería y que el reggaeton insulta a la mujer, me gustaría que explicaras porque escuchas esa mierda y te pones a perrear cada vez que vas a un carrete. De la misma manera, no critiques a las grandes compañías disqueras por comerse a los buenos artistas, pues te apuesto a que si tuvieses el talento necesario y te ofrecieran un jugoso contrato, estoy seguro que aceptarías ser una mascota más de estos tipos, no por algo publicaste tu "producto" en internet...nadie lo hace hoy en día por amor al arte, todos quieren un pedazo de torta y todo hombre a la larga tiene su precio. Además, ¿En qué te hubieses "inspirado" o "seguido" para hacer lo que haces? Igual a veces es "perdonable" ser inconsecuente pero todo tiene un límite.
En fin, hablar y ser consecuente siempre nos va a pasar la cuenta en algún punto de nuestra vida. No obstante, es hora de que recordemos lo que decimos de vez en cuando.

Música para degustar: "Wintertime Love"