
Las ollas a presión pueden llegar a ser muy útiles para la dueña de casa, un cocinero o cualquier persona que desee cocinar algo en pocos minutos (o al menos eso creo yo, quien con suerte ha llegado a hacerse una taza de arroz). No obstante, también ha de ser cuidadoso quien la manipule, pues un mal uso de estas puede traer variadas consecuencias, incluyendo variados resultados en la cocción, tanto así como para el lugar en donde se utilizan o incluso para la integridad física del manipulador.
Las ollas a presión logran cocinar más rápido debido a un complejo sistema de "presión" que logra elevar la temperatura máxima de cocción de 100º a 130º C. Esto lo consigue al ser un recipiente hermético que no permite la salida de agua o aire por debajo de la presión ejercida. Una vez que se alcanza el nivel límite de presión la válvula colocada estratégicamente al tope de la olla comenzará a liberar el vapor contenido.
Años atrás, una tía descuidó su olla a presión y lo único que consiguió fue un forado en el techo de su cocina, que dicho sea de paso podría haber tenido consecuencias fatales en caso de que mi tía hubiese estado dentro de aquella habitación en el momento de la explosión.
Si usted ha leído mi blog anteriormente o me ha conocido en persona quizá se pregunta que mierda hago hablando de ollas a presión, de como funcionan y las consecuencias de un mal manejo de las mismas. Y bien, la respuesta a su inquietud es que debido a que el hombre construye y experimenta en base a la observación, creo entender o saber de donde sacó dicho concepto de desarrollar algún sistema que acelerara el tiempo de cocción de los alimentos.
La observación que realizó el ser humano para desarrollar dicha tecnología nace de las bases de las revoluciones sociales, en donde una sociedad se vio en un momento determinado sin escape, sin opciones de cambio verdadero. En pocas palabras, sin un mañana mejor.
Hoy en día nuestra sociedad - o mejor dicho la mayor parte de nuestra sociedad - está viviendo en una olla presión debido al escaso margen de superación social que se puede alcanzar sin ser poseedor de una fortuna relativamente considerable. Hoy en día está más que claro que sin educación no somos nada, aunque incluso esto es discutible, pues siendo yo una persona con educación y sintiéndome capaz de llevar a cabo muchos desafíos, estoy atado de manos por no tener ese amigo pitutero que pudiese ponerme en un trabajo considerablemente estratégico.
Los gobiernos actuales ponen demasiado énfasis en alcanzar metas económicas y casi nunca postulan a alcanzar metas sociales, las cuales a la larga son las que realmente importan pues son la carretera a la superación "social" de un país determinado y -porque no decirlo- mundial.
Chile acaba de salir de un periodo de 20 años bajo el mandato de la concertación, en el cual logramos ciertos avances en materia económica pero no social y ahora hemos entrado a 4 años de un gobierno que si bien puede atraer inversión extranjera seguramente dañará a la larga a nuestra sociedad, especialmente en materia social. Signos de aquello son los innumerables "recortes" que se vaticinan para el futuro, siendo un ejemplo más claro el recorte que definitivamente sufrirán las becas entregadas a los alumnos de educación superior, así como también los "recortes" a créditos ya existentes en un sistema educacional en decadencia.
Para mi la educación es un derecho, aunque a la educación superior la veo más como una herramienta de uso sólo para una elite, aunque no una elite económica ni social, sino una elite intelectual. No necesitamos llenarnos de ingenieros, médicos, profesores, arquitectos y abogados de universidades cuyo único valor es "entregar un servicio de calidad (discutible)" y cuyos alumnos eligen dichas instituciones y carreras sólo con el fin de tener un puesto laboral que puede traerles a futuro un excelente desarrollo económico. Necesitamos profesionales cuya ética les apunte a dirigir todos sus esfuerzos con el fin de mejorar un bien común.
Es injusto "pagar" millones a universidades cuyos profesores son deficientes no sólo en la cátedra que dictan, sino también intelectualmente. Es injusto también, contar con "profesionales" cuya base es tan débil como los puentes y edificios que construyen y que se caen con un terremoto.
Al señor Joaquín Lavín y sus colaboradores del ministerio de educación les recomendaría que en vez de "apoyar" económicamente a las universidades privadas (que sin lugar a dudas se llevará a cabo gracias a la "revisión" del Aporte Fiscal Directo) apoye a las instituciones pertenecientes al consejo de rectores, pues estas son las que merecen y necesitan su aporte, pues sus rectores al contrario de como los gobiernos piensan no son maestros de economía, sino que generalmente corresponden a "Profesores", lo que claramente los lleva a cometer errores administrativos en materia económica. Además, los alumnos de estas universidades son los que por lógica pertenecen a una elite intelectual (esto sin desmerecer a alumnos de universidades privadas que por no conseguir un puntaje mínimo en una prueba 100% injusta no pudieron acceder a las universidades tradicionales).
En fin...la concertación no hizo nada en 20 años, la derecha está más que claro que mucho menos lo hará. La olla a presión está por reventar.
Música para degustar: "Guerrilla Radio"
Las ollas a presión logran cocinar más rápido debido a un complejo sistema de "presión" que logra elevar la temperatura máxima de cocción de 100º a 130º C. Esto lo consigue al ser un recipiente hermético que no permite la salida de agua o aire por debajo de la presión ejercida. Una vez que se alcanza el nivel límite de presión la válvula colocada estratégicamente al tope de la olla comenzará a liberar el vapor contenido.
Años atrás, una tía descuidó su olla a presión y lo único que consiguió fue un forado en el techo de su cocina, que dicho sea de paso podría haber tenido consecuencias fatales en caso de que mi tía hubiese estado dentro de aquella habitación en el momento de la explosión.
Si usted ha leído mi blog anteriormente o me ha conocido en persona quizá se pregunta que mierda hago hablando de ollas a presión, de como funcionan y las consecuencias de un mal manejo de las mismas. Y bien, la respuesta a su inquietud es que debido a que el hombre construye y experimenta en base a la observación, creo entender o saber de donde sacó dicho concepto de desarrollar algún sistema que acelerara el tiempo de cocción de los alimentos.
La observación que realizó el ser humano para desarrollar dicha tecnología nace de las bases de las revoluciones sociales, en donde una sociedad se vio en un momento determinado sin escape, sin opciones de cambio verdadero. En pocas palabras, sin un mañana mejor.
Hoy en día nuestra sociedad - o mejor dicho la mayor parte de nuestra sociedad - está viviendo en una olla presión debido al escaso margen de superación social que se puede alcanzar sin ser poseedor de una fortuna relativamente considerable. Hoy en día está más que claro que sin educación no somos nada, aunque incluso esto es discutible, pues siendo yo una persona con educación y sintiéndome capaz de llevar a cabo muchos desafíos, estoy atado de manos por no tener ese amigo pitutero que pudiese ponerme en un trabajo considerablemente estratégico.
Los gobiernos actuales ponen demasiado énfasis en alcanzar metas económicas y casi nunca postulan a alcanzar metas sociales, las cuales a la larga son las que realmente importan pues son la carretera a la superación "social" de un país determinado y -porque no decirlo- mundial.
Chile acaba de salir de un periodo de 20 años bajo el mandato de la concertación, en el cual logramos ciertos avances en materia económica pero no social y ahora hemos entrado a 4 años de un gobierno que si bien puede atraer inversión extranjera seguramente dañará a la larga a nuestra sociedad, especialmente en materia social. Signos de aquello son los innumerables "recortes" que se vaticinan para el futuro, siendo un ejemplo más claro el recorte que definitivamente sufrirán las becas entregadas a los alumnos de educación superior, así como también los "recortes" a créditos ya existentes en un sistema educacional en decadencia.
Para mi la educación es un derecho, aunque a la educación superior la veo más como una herramienta de uso sólo para una elite, aunque no una elite económica ni social, sino una elite intelectual. No necesitamos llenarnos de ingenieros, médicos, profesores, arquitectos y abogados de universidades cuyo único valor es "entregar un servicio de calidad (discutible)" y cuyos alumnos eligen dichas instituciones y carreras sólo con el fin de tener un puesto laboral que puede traerles a futuro un excelente desarrollo económico. Necesitamos profesionales cuya ética les apunte a dirigir todos sus esfuerzos con el fin de mejorar un bien común.
Es injusto "pagar" millones a universidades cuyos profesores son deficientes no sólo en la cátedra que dictan, sino también intelectualmente. Es injusto también, contar con "profesionales" cuya base es tan débil como los puentes y edificios que construyen y que se caen con un terremoto.
Al señor Joaquín Lavín y sus colaboradores del ministerio de educación les recomendaría que en vez de "apoyar" económicamente a las universidades privadas (que sin lugar a dudas se llevará a cabo gracias a la "revisión" del Aporte Fiscal Directo) apoye a las instituciones pertenecientes al consejo de rectores, pues estas son las que merecen y necesitan su aporte, pues sus rectores al contrario de como los gobiernos piensan no son maestros de economía, sino que generalmente corresponden a "Profesores", lo que claramente los lleva a cometer errores administrativos en materia económica. Además, los alumnos de estas universidades son los que por lógica pertenecen a una elite intelectual (esto sin desmerecer a alumnos de universidades privadas que por no conseguir un puntaje mínimo en una prueba 100% injusta no pudieron acceder a las universidades tradicionales).
En fin...la concertación no hizo nada en 20 años, la derecha está más que claro que mucho menos lo hará. La olla a presión está por reventar.
Música para degustar: "Guerrilla Radio"