
"...me acusan de rebelde, agitador y revolucionario por no pensar lo mismo y decirlo...abusan de mi gente a diario..." ("Rebelde, agitador y revolucionario", Los Callejeros).
Si hablo de "Los Callejeros" quizá aquí en chile nadie sabe quienes son o quizá peor, crean que me refiero a un montón de tipos que gastan sus vidas deambulando por las calles sin destino exacto. Sin embargo, si menciono la tragedia de la discoteque "Cro-magnon" o cromañon (como ustedes quieran llamarlo o escribirlo), puede que algunos de ustedes recuerden aquel triste momento en que en argentina 190 personas perdieron su vida mientras disfrutaban de un concierto en las horas previas del año nuevo, en aquel trágico 30 de diciembre de 2004. Quizá recuerden que mientras una banda de rock trasandina tocaba un tipo encendió una bengala que provocó un incendio cuyas consecuencias fueron sencillamente catastróficas.
Aquel día 190 personas jamás volvieron a sus casas, terminando de súbito sueños, esperanzas y felicidad que se escondían en botellas de cristal que en el momento en donde nadie las observaba se caían al suelo dejando escapar en el espacio almas cuyo único pecado fue disfrutar una noche de rock en la capital argentina. Luego de eso, aparecieron los dolorosos juicios en donde entre todos (músicos, organizadores, políticos y sociedad en general) se culpaban unos por una tragedia totalmente evitable como lo fue aquella.
Hoy, varios años más tarde y posiblemente con el dolor un poco menos intenso para quienes vieron tristemente como parte de su alma se le era arrancada, me pongo a reflexionar sobre como algo tan triste movió a tantas personas que no hicieron más que culpar a otros por responsabilidades que entre todos deberían haber asumido, como la corrupción de los políticos quienes con un poco de dinero frente a ellos son capaces de autorizar el uso de un lugar que estaba apto para cualquier cosa menos un concierto de rock, los jueces que trataron de culpar a quien fuera con tal de demostrar que hacían su trabajo, pero que irónicamente aún mantienen a millones de delincuentes (de todas las clases e incluyendo a esos con traje militar o que visten corbatas) en la calle abusando de quienes día a día gastan sus vidas por buscar un futuro mejor . Por último, estaban los músicos quienes desde aquel negro día comprendieron que quizá el uso de una bengala podía causar grandes tragedias...desde ese día algo tan hermoso como el color rojo pasión que despertaban ciertas bandas se apagó dejando consigo sólo las voces que corearán canciones por siempre y que desde aquel día hacen que en cada concierto -y no sólo en argentina- existan 190 personas más que sin darse cuenta se encuentran presentes cada vez que la euforia se hace presente al apagar las luces y comienzan los acordes de alguna canción que tanto deseamos oír.
A los callejeros, a quienes muchos olvidan que también perdieron seres queridos incluyendo familiares, amigos y fans y a todos quienes sientan que una fiesta que acaba en tragedia no debe transformarse en una discusión que termina por reventar una olla a presión que se forma por el estancamiento social de muchos que no hacen su trabajo y se burlan a través de elecciones políticas, se escudan tras instituciones gubernamentales o bien gustan de una anarquía sentimental, les dedico esta nota, aunque sé que no dije nada nuevo -y si honestamente leemos entre líneas no dije mucho más de lo que ya tanto se ha dicho y que nadie en realidad mueve un dedo por cambiar- les dedico esto, aunque ya sabemos que la notoriedad no es mi don ni tampoco la fama.
Música para degustar: "Rebelde, Agitador y Revolucionario"
Si hablo de "Los Callejeros" quizá aquí en chile nadie sabe quienes son o quizá peor, crean que me refiero a un montón de tipos que gastan sus vidas deambulando por las calles sin destino exacto. Sin embargo, si menciono la tragedia de la discoteque "Cro-magnon" o cromañon (como ustedes quieran llamarlo o escribirlo), puede que algunos de ustedes recuerden aquel triste momento en que en argentina 190 personas perdieron su vida mientras disfrutaban de un concierto en las horas previas del año nuevo, en aquel trágico 30 de diciembre de 2004. Quizá recuerden que mientras una banda de rock trasandina tocaba un tipo encendió una bengala que provocó un incendio cuyas consecuencias fueron sencillamente catastróficas.
Aquel día 190 personas jamás volvieron a sus casas, terminando de súbito sueños, esperanzas y felicidad que se escondían en botellas de cristal que en el momento en donde nadie las observaba se caían al suelo dejando escapar en el espacio almas cuyo único pecado fue disfrutar una noche de rock en la capital argentina. Luego de eso, aparecieron los dolorosos juicios en donde entre todos (músicos, organizadores, políticos y sociedad en general) se culpaban unos por una tragedia totalmente evitable como lo fue aquella.
Hoy, varios años más tarde y posiblemente con el dolor un poco menos intenso para quienes vieron tristemente como parte de su alma se le era arrancada, me pongo a reflexionar sobre como algo tan triste movió a tantas personas que no hicieron más que culpar a otros por responsabilidades que entre todos deberían haber asumido, como la corrupción de los políticos quienes con un poco de dinero frente a ellos son capaces de autorizar el uso de un lugar que estaba apto para cualquier cosa menos un concierto de rock, los jueces que trataron de culpar a quien fuera con tal de demostrar que hacían su trabajo, pero que irónicamente aún mantienen a millones de delincuentes (de todas las clases e incluyendo a esos con traje militar o que visten corbatas) en la calle abusando de quienes día a día gastan sus vidas por buscar un futuro mejor . Por último, estaban los músicos quienes desde aquel negro día comprendieron que quizá el uso de una bengala podía causar grandes tragedias...desde ese día algo tan hermoso como el color rojo pasión que despertaban ciertas bandas se apagó dejando consigo sólo las voces que corearán canciones por siempre y que desde aquel día hacen que en cada concierto -y no sólo en argentina- existan 190 personas más que sin darse cuenta se encuentran presentes cada vez que la euforia se hace presente al apagar las luces y comienzan los acordes de alguna canción que tanto deseamos oír.
A los callejeros, a quienes muchos olvidan que también perdieron seres queridos incluyendo familiares, amigos y fans y a todos quienes sientan que una fiesta que acaba en tragedia no debe transformarse en una discusión que termina por reventar una olla a presión que se forma por el estancamiento social de muchos que no hacen su trabajo y se burlan a través de elecciones políticas, se escudan tras instituciones gubernamentales o bien gustan de una anarquía sentimental, les dedico esta nota, aunque sé que no dije nada nuevo -y si honestamente leemos entre líneas no dije mucho más de lo que ya tanto se ha dicho y que nadie en realidad mueve un dedo por cambiar- les dedico esto, aunque ya sabemos que la notoriedad no es mi don ni tampoco la fama.
Música para degustar: "Rebelde, Agitador y Revolucionario"