Cuando era chico y tenía como 8 años intenté andar en skate, en esa época me gustaba y creía que era como lo más cercano al surf que podía estar.
El skate me lo regaló mi madrina para dicho cumpleaños, era color rojo y tenía unos dibujos de serpientes y cosas así. Estaba muy entusiasmado por subirme en el, pero no lo pude hacer ese día porque era semana santa -fecha que para mis viejos en aquella época era sagrada y que debía portarme como un santo por 3 días al año y que por lo demás cada vez que mi cumpleaños cae un fin de semana tengo la mala suerte de que me caiga viernes o sábado santo- así que debí esperar casi 1 semana para poder subirme.
Por aquellos días todos los niños de mi pasaje -o la mayoría- tenían skates, entonces me sentía acompañado y más ganas me daban de ser como ellos. Al principio eran sólo unos cuantos movimientos y de a poco fui ganando velocidad, cosa que me encanta y más cuando es en un auto...tal vez por eso aún no me dejan conducir un auto, tienen miedo a que me termine estrellando con algo, pero tan estúpido no soy. El día que me suba a un F1 lo haré.
La técnica día a día mejoraba y sentía que había encontrado el pasatiempo más entretenido que podía existir y que más encima me ayudaría a ir a otros lugares, pero no todo es para siempre y más pronto de lo que pensé se me acabó el espíritu skater.
Un día sábado en la noche mi hermana estaba con un amigo fuera de la casa conversando y decidí salir afuera a andar en skate...claro me aprovechaba de que ella estaba afuera y que me podía ver y así no me entrarían mis papás. Todo iba de maravilla y ya llevaba varios minutos cuando en el pavimento de mi pasaje -de no sé donde porque había pasado por esos mismos lados ya más de una vez- apareció una piedra que se atoró en una de mis ruedas. Sencillamente lo que pasó se puede resumir en lo que puede ser superado sólo en un capitulo de "Jackass", ya que debo haber volado como 3 o 4 metros antes de precipitarme al suelo. El resultado inmediato fue la pérdida de un poco de piel en mis rodillas, sangre por doquier y el miedo de enfrentarme con mis viejos por nuevamente hacerme pedazos la rodilla (2 años antes ya me había hecho pedazos una rodilla y de sólo acordarme de las curaciones me daba un miedo tremendo enfrentar a mis papás).
Como debía de una forma u otra entrar a mi casa y pasar sobre la supervisión de mi hermana (quién no vio la caída ya que me levanté rápidamente) me puse el skate sobre las rodillas y me aguantaba las ganas de llorar por el dolor. Mi hermana no me preguntó nada y seguí mi camino hacia la puerta, la toqué suavemente y me atendió mi mamá, quién de súbito me pregunta ¿Tan luego te aburriste?...sólo le moví la cabeza afirmativamente, caminé a mi pieza donde guarde el skate y me encerré en el baño. Debí haber estado mucho rato ahí dentro o bien el llanto era muy fuerte, la cosa es que mi mamá abrió la puerta (que con las ganas de llorar se me olvidó ponerle el seguro) y me encontró sentado lleno de sangre y con los ojos hinchados de tanto llorar. Más tarde vino la curación...una vez más enfrentado al alcohol, las vendas, povidona y reposo.
De aquel día nunca más me subí a un skate y creo que nunca más lo haré porque el trauma de la limpieza en mis rodillas nunca me abandonará. No niego que fui feliz por 3 semanas, pero más feliz fue el día en que regalé ese skate, se lo di a alguien que le dio mejor uso y creo, fue más feliz que yo.
Música para degustar: "Tema de Adrián" Dos Minutos...nada que ver la canción con los skates, pero hace días no la escuchaba y hoy la volví a escuchar mientras me acordaba de mi skate.
El skate me lo regaló mi madrina para dicho cumpleaños, era color rojo y tenía unos dibujos de serpientes y cosas así. Estaba muy entusiasmado por subirme en el, pero no lo pude hacer ese día porque era semana santa -fecha que para mis viejos en aquella época era sagrada y que debía portarme como un santo por 3 días al año y que por lo demás cada vez que mi cumpleaños cae un fin de semana tengo la mala suerte de que me caiga viernes o sábado santo- así que debí esperar casi 1 semana para poder subirme.
Por aquellos días todos los niños de mi pasaje -o la mayoría- tenían skates, entonces me sentía acompañado y más ganas me daban de ser como ellos. Al principio eran sólo unos cuantos movimientos y de a poco fui ganando velocidad, cosa que me encanta y más cuando es en un auto...tal vez por eso aún no me dejan conducir un auto, tienen miedo a que me termine estrellando con algo, pero tan estúpido no soy. El día que me suba a un F1 lo haré.
La técnica día a día mejoraba y sentía que había encontrado el pasatiempo más entretenido que podía existir y que más encima me ayudaría a ir a otros lugares, pero no todo es para siempre y más pronto de lo que pensé se me acabó el espíritu skater.
Un día sábado en la noche mi hermana estaba con un amigo fuera de la casa conversando y decidí salir afuera a andar en skate...claro me aprovechaba de que ella estaba afuera y que me podía ver y así no me entrarían mis papás. Todo iba de maravilla y ya llevaba varios minutos cuando en el pavimento de mi pasaje -de no sé donde porque había pasado por esos mismos lados ya más de una vez- apareció una piedra que se atoró en una de mis ruedas. Sencillamente lo que pasó se puede resumir en lo que puede ser superado sólo en un capitulo de "Jackass", ya que debo haber volado como 3 o 4 metros antes de precipitarme al suelo. El resultado inmediato fue la pérdida de un poco de piel en mis rodillas, sangre por doquier y el miedo de enfrentarme con mis viejos por nuevamente hacerme pedazos la rodilla (2 años antes ya me había hecho pedazos una rodilla y de sólo acordarme de las curaciones me daba un miedo tremendo enfrentar a mis papás).
Como debía de una forma u otra entrar a mi casa y pasar sobre la supervisión de mi hermana (quién no vio la caída ya que me levanté rápidamente) me puse el skate sobre las rodillas y me aguantaba las ganas de llorar por el dolor. Mi hermana no me preguntó nada y seguí mi camino hacia la puerta, la toqué suavemente y me atendió mi mamá, quién de súbito me pregunta ¿Tan luego te aburriste?...sólo le moví la cabeza afirmativamente, caminé a mi pieza donde guarde el skate y me encerré en el baño. Debí haber estado mucho rato ahí dentro o bien el llanto era muy fuerte, la cosa es que mi mamá abrió la puerta (que con las ganas de llorar se me olvidó ponerle el seguro) y me encontró sentado lleno de sangre y con los ojos hinchados de tanto llorar. Más tarde vino la curación...una vez más enfrentado al alcohol, las vendas, povidona y reposo.
De aquel día nunca más me subí a un skate y creo que nunca más lo haré porque el trauma de la limpieza en mis rodillas nunca me abandonará. No niego que fui feliz por 3 semanas, pero más feliz fue el día en que regalé ese skate, se lo di a alguien que le dio mejor uso y creo, fue más feliz que yo.
Música para degustar: "Tema de Adrián" Dos Minutos...nada que ver la canción con los skates, pero hace días no la escuchaba y hoy la volví a escuchar mientras me acordaba de mi skate.
2 comentarios:
jajajaja!! no sé si reirme o llorar con tu historia..jjaja algo me acuerdo de todo ello....pero creo que no fue como lo contaste... si mal no recuerdo, creo que fui yo la que te dió el impulso esa vez que te caíste....jajaja como olvidarlo_!!! pobechito... lo que sí recuerdo bien, fue como llorabas y sufriste...tanto como para nunca más subirte a un skate jaja!!!
Besitos .... a todo esto, a quién se lo regalaste??? no lo recuerdo...
Yubi
No me botaste tú, recuerda que estabas con el Manuel (creo que asñi se llamaba el tipo que vivía cerca de mi tia beña) y mientras uds. hablaban me caí!!!
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