Los payasos tienen la peor de las tareas en Chile, tratar de hacer reír al pueblo con más caras largas del planeta (y más aún si están arriba de un bus del transantiago). Si me lo preguntan, creo que no es para nada fácil hacer reír y mucho menos si para la mayoría de los payasos ser un payaso no es su vocación natural.
Es difícil tratar de sacar un sonrisa desde caras apáticas usando un humor blanco (el humor negro es diferente y siempre resulta pero no muy recomendable para usar en un bus) y con chistes que son fome o bien son tan viejos que lo que menos causan es gracia.
Admiro a cada payaso que sube a un bus porque sabe cual es su misión y también sabe que una buena propina es una inyección anímica para el resto del día. Sin embargo, muchas veces las propinas son tan miserables de vista que si yo hubiese sido payaso, ya me habría matado... ¡Menos mal que nunca le hice caso a un compañero para salir a tocar en las micros!
Cuando era chico le tenía algo de rechazo a la figura de un payaso (hasta el día de hoy incluso) debido a su aspecto, ya que considero dicha figura bastante tétrica para hacer reír y porque desde que vi payasos asesinos creía que los payasos de verdad comían personas (Tenía como 6 años así que en esa época aún creía lo que mis ojos veían).
Físicamente no me agradan y cuando estoy en un bus y suben los ignoro, me carga que hagan "bromas" de ti que son fome y que para nada te alientan a regalarle una moneda. También me carga ver -y que de verdad debe ser lo que más me molesta- como la gente hace el ridículo delante de otros que para colmo ni siquiera los miran...es como regalarte ante una audiencia dispuesta a desgarrarte parte por parte antes de dejarte morir.
Sin quererlo hoy me pasó algo diferente, lo que me hizo ver a un payaso no como la figura de mi rechazo infantil, sino que como un ser humano, que a pesar de tener chistes fome no le hace nada mal al mundo...y es más, creo que es necesario porque siempre te distrae de tus pensamientos, ya sea para escuchar lo que dice o bien para tratar de ignorarlo si hace bromas de ti.
Hoy escuche por 295º vez un chiste bastante fome pero me reí. Obviamente no del chiste, sino que en ese momento cambió mi forma de ver a un tipo de sonrisa deforme con su cara ridículamente pintada, con voz de pito por su pésima técnica vocal y vestido con ropa de vagabundo pero lavada que se esmeraba por tratar de sacar una tímida sonrisa de alguien en aquel bus cuncuna que transitaba por avenida pajaritos. Salieron unas dos o tres, principalmente de abuelitas que son quienes más fácilmente se ríen y eso basto...al final de su show le cayeron monedas en su mano. Sentí que no eran monedas de mendigo como algunas veces suelo sentir, hoy sentí que 2 o 3 sonrisas significaron el pan, la mantequilla y el té para una familia completa, cuyo padre eligió de momento la tarea más difícil para brindarles alimento.
El payaso se bajó y lo quedé mirando, quizá nunca lo vuelva a ver y no sabe cuanto me ayudó a sacarme un suceso de la cabeza que me viene dando vueltas...tal vez la próxima vez que te vea no serán monedas, sino billetes y no sonrisas, sino que carcajadas. También puede que ya no necesite que me hagan sonreír, quizá lo esté haciendo de manera voluntaria y porque la vida me sonríe también.
Música para degustar: "I Stay Away" Alice In Chains (Canción cuyo video siempre me recuerda lo que pensaba de los payasos cuando era chico)
Es difícil tratar de sacar un sonrisa desde caras apáticas usando un humor blanco (el humor negro es diferente y siempre resulta pero no muy recomendable para usar en un bus) y con chistes que son fome o bien son tan viejos que lo que menos causan es gracia.
Admiro a cada payaso que sube a un bus porque sabe cual es su misión y también sabe que una buena propina es una inyección anímica para el resto del día. Sin embargo, muchas veces las propinas son tan miserables de vista que si yo hubiese sido payaso, ya me habría matado... ¡Menos mal que nunca le hice caso a un compañero para salir a tocar en las micros!
Cuando era chico le tenía algo de rechazo a la figura de un payaso (hasta el día de hoy incluso) debido a su aspecto, ya que considero dicha figura bastante tétrica para hacer reír y porque desde que vi payasos asesinos creía que los payasos de verdad comían personas (Tenía como 6 años así que en esa época aún creía lo que mis ojos veían).
Físicamente no me agradan y cuando estoy en un bus y suben los ignoro, me carga que hagan "bromas" de ti que son fome y que para nada te alientan a regalarle una moneda. También me carga ver -y que de verdad debe ser lo que más me molesta- como la gente hace el ridículo delante de otros que para colmo ni siquiera los miran...es como regalarte ante una audiencia dispuesta a desgarrarte parte por parte antes de dejarte morir.
Sin quererlo hoy me pasó algo diferente, lo que me hizo ver a un payaso no como la figura de mi rechazo infantil, sino que como un ser humano, que a pesar de tener chistes fome no le hace nada mal al mundo...y es más, creo que es necesario porque siempre te distrae de tus pensamientos, ya sea para escuchar lo que dice o bien para tratar de ignorarlo si hace bromas de ti.
Hoy escuche por 295º vez un chiste bastante fome pero me reí. Obviamente no del chiste, sino que en ese momento cambió mi forma de ver a un tipo de sonrisa deforme con su cara ridículamente pintada, con voz de pito por su pésima técnica vocal y vestido con ropa de vagabundo pero lavada que se esmeraba por tratar de sacar una tímida sonrisa de alguien en aquel bus cuncuna que transitaba por avenida pajaritos. Salieron unas dos o tres, principalmente de abuelitas que son quienes más fácilmente se ríen y eso basto...al final de su show le cayeron monedas en su mano. Sentí que no eran monedas de mendigo como algunas veces suelo sentir, hoy sentí que 2 o 3 sonrisas significaron el pan, la mantequilla y el té para una familia completa, cuyo padre eligió de momento la tarea más difícil para brindarles alimento.
El payaso se bajó y lo quedé mirando, quizá nunca lo vuelva a ver y no sabe cuanto me ayudó a sacarme un suceso de la cabeza que me viene dando vueltas...tal vez la próxima vez que te vea no serán monedas, sino billetes y no sonrisas, sino que carcajadas. También puede que ya no necesite que me hagan sonreír, quizá lo esté haciendo de manera voluntaria y porque la vida me sonríe también.
Música para degustar: "I Stay Away" Alice In Chains (Canción cuyo video siempre me recuerda lo que pensaba de los payasos cuando era chico)
1 comentario:
Encontré tu blog y tu comentario sobre los payasos callejeros, buscando una imagen para ilustrar un relato de mi autoría sobre el mismo, para subirlo am iblog. Te lo mando (el relato) porque tiene que ver con lo tuyo.
Saludos
Imaginate
Imaginate que venís sentado en un colectivo y de repente sube un payaso, cosa que sucede seguido hoy en Buenos Aires; bien. El tipo argumenta, al payaso me refiero, que como no hay trabajo y no quiere delinquir, prefiere salir a “alegrar a toda la gente linda que vuelve de sus trabajos con cara de cansada”. Muy bien. Bueno, ahora supongamos que el tipo, el payaso, propone o promete o amenaza con alegrar la tarde con un chiste; bien. Entonces, dice el tipo, que una tarde cualquiera, en un colectivo cualquiera, sube un payaso cualquiera, que dice no tener trabajo y que para no robar, prefiere salir a alegrar a toda a esta gente linda que vuelve de sus trabajos con cara de cansada. Entonces, dice el tipo, que el payaso, el irreal, el del chiste, saca un arma, “saca un fierro”, es lo que dice, “como este”, dice el tipo y él mismo, imaginate, saca un arma, plateada tirando a gris, y la muestra, con el caño hacia arriba, moviendo su brazo como una serpiente encantada.
Suponete que de repente el tipo dice: “mirá la cara de susto que tiene esa vieja ¿tenés miedo vieja, no? Lo dice el payaso del chiste, pero el tipo, suponete, señala a una vieja y la mujer tiene miedo, mucho miedo. Después suponete que te mira a vos y apuntándote con el arma, mirándote con odio y a los gritos te dice
“Y vos sos cana?; quédate quieto porque te quemo, mírame, mírame y no te muevas porque te quemo”
Imaginate la situación, la sorpresa, el miedo. Y de repente el tipo, o sea el payaso, se ríe; pero se ríe en serio, con ganas, como un loco, con el “fierro” en la mano, y lo acerca a su sien, imaginate, y aprieta el gatillo y la gente grita y todo ocurre en un segundo.
Te imaginás una banderita roja como la sangre que salta desde el caño y él cierra los ojos, se inclina y saluda como un gran actor, mientras la gente se afloja y entonces vos lees “¡BANG!” en la banderita.
Vamos a suponer que vos a esta altura te tenés que bajar. Pero resulta que el tipo, al payaso me refiero, esta ahí en el piso, con la cabeza reventada sobre un triangulo de sangre, como una banderita de esas que dicen “¡BANG!”. Imaginate.
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