Lo más triste de ser honesto -además de que no te crean- es que rara vez eres tomado como un aporte a algo, sino que mas bien eres como un elemento relativamente fácil de amputar y/o persona non-grata.
Hoy al colgar el teléfono simplemente escuché como aquel tipo me decía "¡Gracias por tu honestidad, te deseo lo mejor!" y por dentro sentí como mi sistema digería un extraño sabor agridulce. Dulce por no haberles dado en el gusto y agrio por que de cierta forma quedé con las manos vacías para la siguiente mano de un juego de póker que recién comienzo a aprender a jugar y que a veces es demasiado sucio.
Durante mis 24 años he tratado de ser lo más honesto posible y sumando y restando creo que además de tener ciertas satisfacciones personales por llevar la contra o bien haberle dicho "NO" a mucha gente no tengo nada más. Por otra parte, considerando que siempre he pensado que cada hombre tiene su precio y el que no lo tiene siempre termina muerto, quizá es hora de ponerme un precio, para al menos hipócritamente decir que me comió el sistema. ¡Resignado!
Y es que aquello que no se acepta mas que confirmar su veracidad gracias a la espina que clavan en tu costado te lleva también a que cuando te crucifiques mires las heridas que por terco te provocaron. No importa cuán rápido vayas en tu auto, ya que o se te acaba la gasolina o bien el mismo concreto por el que tanto te agrada deslizarte terminan por terminar tu loca carrera.
En un mundo en donde solamente importa ganar -o al menos hacer perder al otro- quienes quieren justicia son similares a los salvajes de "Un mundo feliz" de Aldous Huxley. Unos idiotas simpáticos pero cuya utilidad para el bien común es prácticamente nula para los ojos de quienes juzgan por logros o metas en vez de fijarse en como se hacen las cosas.
Moriremos, volveremos a nacer y con aquello a morir nuevamente y las cosas seguirán igual, porque siempre van a haber tipos que amen el billete que un trabajo que con suerte toleran les entrega -y que sea dicho de paso, no hace justicia a los sacrificios.
¡Maldita sea! o cayo mi honestidad o me quedo sin pan. Me pongo un precio o acompaño a los "salvajes". Continúo en mi Ford Mustang o le pongo el freno de mano. Ser o no ser...y Hamlet estará siempre con nosotros.
Música para degustar: "Perry Mason"
Hoy al colgar el teléfono simplemente escuché como aquel tipo me decía "¡Gracias por tu honestidad, te deseo lo mejor!" y por dentro sentí como mi sistema digería un extraño sabor agridulce. Dulce por no haberles dado en el gusto y agrio por que de cierta forma quedé con las manos vacías para la siguiente mano de un juego de póker que recién comienzo a aprender a jugar y que a veces es demasiado sucio.
Durante mis 24 años he tratado de ser lo más honesto posible y sumando y restando creo que además de tener ciertas satisfacciones personales por llevar la contra o bien haberle dicho "NO" a mucha gente no tengo nada más. Por otra parte, considerando que siempre he pensado que cada hombre tiene su precio y el que no lo tiene siempre termina muerto, quizá es hora de ponerme un precio, para al menos hipócritamente decir que me comió el sistema. ¡Resignado!
Y es que aquello que no se acepta mas que confirmar su veracidad gracias a la espina que clavan en tu costado te lleva también a que cuando te crucifiques mires las heridas que por terco te provocaron. No importa cuán rápido vayas en tu auto, ya que o se te acaba la gasolina o bien el mismo concreto por el que tanto te agrada deslizarte terminan por terminar tu loca carrera.
En un mundo en donde solamente importa ganar -o al menos hacer perder al otro- quienes quieren justicia son similares a los salvajes de "Un mundo feliz" de Aldous Huxley. Unos idiotas simpáticos pero cuya utilidad para el bien común es prácticamente nula para los ojos de quienes juzgan por logros o metas en vez de fijarse en como se hacen las cosas.
Moriremos, volveremos a nacer y con aquello a morir nuevamente y las cosas seguirán igual, porque siempre van a haber tipos que amen el billete que un trabajo que con suerte toleran les entrega -y que sea dicho de paso, no hace justicia a los sacrificios.
¡Maldita sea! o cayo mi honestidad o me quedo sin pan. Me pongo un precio o acompaño a los "salvajes". Continúo en mi Ford Mustang o le pongo el freno de mano. Ser o no ser...y Hamlet estará siempre con nosotros.
Música para degustar: "Perry Mason"
No hay comentarios:
Publicar un comentario