martes, febrero 8

Inocencia


Nunca se sabe a ciencia cierta cuánto puede durar la inocencia pero definitivamente siempre es más corta de lo que pensamos. También podría ser pertinente declarar que la inocencia puede dividirse en distintos tipos agrupados acorde a las experiencias que vamos viviendo a lo largo de la vida, aunque esto último es harina de otro costal y daría para otro texto que de momento no me interesa redactar.
Creo que estoy a pocos días de llegar a uno de los últimos estados de inocencia que un ser humano puede tener, y ya sea por las buenas o por las malas, creceré, maduraré o me transformaré en el calificativo que ustedes decidan. La mesa se transforma en buffet.
Todo partió anoche, cuando de madrugada tuve un sueño un tanto espeluznante que me dejó sin dormir por varios minutos hasta que el cansancio de la vida en general me volvió a dormir. Ahí, mientras trataba de agarrar el sueño y mientras me distraía con la música que escucho a diario para dormir -bendita terapia para el insomnio veraniego- aparecieron recuerdos de muchos a quienes extraño, quienes por las buenas o por las malas de a poco han ido desapareciendo del espacio que guardaban en mi existencia. A algunos los extraño y sé que jamás volveré a ver después de haber tomado el tren de la desaparición y a otros los extraño teniéndolos quizá demasiado cerca como para retomar relaciones pasadas. Es a estos quienes curiosamente más extraño. Sin embargo, la inocencia que nos unió en algún momento es la que nos separa ahora último, la que ni siquiera nos permite de vez en cuando preguntar un "¿Cómo estás?". Todos crecimos y así como Mistral decía que íbamos a ser "reinas" (aunque no se aplique a mi genero) terminamos siendo nada más que plebeyos, burgueses o parte del ignorante "pueblo". Lamentablemente, la mayoría terminaron en esta categoría y hoy prefieren concentrarse en sólo preocuparse de lo que les ocurre y no abrir los ojos a un mundo cambiante que está dispuesto a devorarte a penas tenga la posibilidad.
Mis padres están viejos, cansados, desgastados y a diario prefieren tener una relación más que irritante si es que uno de ellos no anda de ánimo, cosa que ocurre lamentablemente casi a diario. Las enfermedades y el cáncer de la rutina de a poco los carcome.
Mis amigos hoy viven para si mismos lo que antes se negaron y unirnos cuesta más que pedirle a la iglesia católica que asuma que su dogma además de estar obsoleto ha quedado en ridículo en contraste con el avance de las ciencias. Unos mantienen relaciones amorosas de nadie sabe dónde y otros han volcado sus preocupaciones a sus aburridos trabajos o en buscar un buen panorama para "borrarse" el fin de semana. Yo estoy al medio creo...
Poco a poco he ido perdiendo la inocencia en todo lo que respecta al mundo en general y eso mismo ha hecho que el cansancio y la desmotivación que se siente al abrir los ojos en la mañana me pasen la cuenta. Ya no espero nada de nada ni nadie, lo que es lo más triste de todo al terminar de sacar cuentas. Antes siempre había alguien en quien cayera la confianza de revelar un secreto. Hoy prefiero guardármela para cuando crea que pueda revelar un buen relato en el libro que siempre comienzo y nunca termino.
A veces me siento como relata Ringo Starr en "Photograph" (si no la ha oído hágase un favor y escúchela). Siento que miro fotos y además de ver caras felices no logro reflejar eso en lo que vivo hoy. Como dice Ringo, todo lo que tengo es una fotografía y recordar las cosas que solía hacer.
Puede que la inocencia en mi haya terminado en muchos aspectos pero creo que existen algunos que no han sido tocados y espero que se mantengan de esa forma por mucho tiempo, pues cada vez que descubro que no soy inocente más agrio se transforma todo esto.
Quizá la amargura me inspire y vuelva a tomar este medio de manera constante o por fin me decida a avanzar en mi libro...o bien no sucede nada, que sería lo más triste.

Música para degustar: "Mariposa tecnicolor".


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